Revista Proceso
Entrevista/ Carlos Acosta
29/05/2016
Apenas al principio de la sema- na pasada, el presidente En- rique Peña Nieto externó que las elecciones del próximo 5 de junio no determinan el rumbo de la elección presidencial de
2018; que no son un adelanto de aquéllas y sus resultados para nada proyectarán lo que pueda suceder en los comicios de ese año, cuando se renovará la Presidencia de la República.
Sin embargo, para Luis Carlos Ugalde, el polémico presidente (2003-2007) del otrora Instituto Federal Electoral (IFE), hoy Institu- to Nacional Electoral (INE), Peña Nieto sólo en parte tiene razón: “La lógica de una elec- ción local es diferente a la de una nacional. Una y otra tienen poco que ver en cuanto a los temas de discusión. Pero lo que está en juego en 2016 no es una lucha de ideas, sino una lucha de control regional para la movi- lización del voto”, afirma. Y remacha:
“Las elecciones del domingo son la úl- tima estación antes de la presidencial de 2018. Son muy relevantes por el número de entidades en juego, por su peso electo- ral y económico. Simplemente Veracruz es 7% del padrón electoral, y si le sumas las otras entidades, es 30% de la lista nominal de electores.
“De tal forma que en un sistema elec- toral donde todavía es muy relevante la movilización electoral y el clientelismo, el control regional de muchos gobiernos lo- cales sí importa para ganar comicios.”
Por ejemplo, explica, “si el PRI perdiera Veracruz, claramente estaría con un obs- táculo serio para la Presidencia en 2018. Entonces sí importa”.
El economista por el ITAM y doctor en ciencia política por la Universidad de Co- lumbia, en Nueva York, confía: “Hace pocos meses yo pensaba que al PRI le iba a ir bien relativamente en 2016, pero que en 2018 le podría ir muy mal. Ahora siento que al PRI le va a ir menos bien de lo que pensaba, y sigo pensando que en 2018 tiene un desafío mucho mayor”.
El próximo domingo 5 de junio, una tercera parte de los ciudadanos del país están llamados a las urnas. Y lo que decidan definirá el escenario para la si- guiente elección presidencial. “En un sistema donde todavía es muy relevante el clientelismo, el control regional sí importa para ganar”, admite Luis Carlos Ugalde, quien fuera presidente del IFE y desde ahí convalidara la llegada al poder de Felipe Calderón. En entrevista, explica además problemas centrales que lastrarán la vida democrática del país: el fracaso de las últimas dos refor- mas electorales, la inútil centralización para organizar comicios y la ridícula fiscalización que hoy se aplica a las campañas.
El entrevistado sabe –y se le comenta– que no goza de la mejor fama pública. Que en la memoria de la sociedad quedó co- mo artífice de un fraude electoral en 2006, que llevó a la Presidencia de la República a Felipe Calderón –con apenas una diferen- cia de 0.56% del total de los votos– sobre Andrés Manuel López Obrador, quien no aceptó el resultado, impugnó, alegó fraude y movilizó a buena parte de la población.
Proceso fue el medio más persistente en la cobertura de los hechos del 2 de ju- lio de 2006. Inclusive llevó el caso hasta la Comisión Interamericana de Derechos Hu- manos (CIDH) con el propósito de acceder a toda la paquetería electoral de ese enton- ces, para que, de nuevo –con base en los tér- minos del derecho a la información que le asistía–, se contara voto por voto y casilla por casilla, frase que López Obrador convir- tió en un estribillo muy coreado en sus mo- numentales concentraciones públicas.
El reclamo de Proceso llegó al Comité de Derechos Humanos de la ONU en Gi- nebra, encargado de vigilar el Pacto Inter- nacional de Derechos Civiles y Políticos. Se analizó prácticamente durante todo el tiempo de la gestión presidencial de Cal- derón. Al final, en noviembre de 2011, la CIDH dio carpetazo a la solicitud de Proce- so. Y ya no se supo, ni se sabrá, si Calderón realmente ganó aquella elección.
Ugalde se dice con la conciencia tran- quila. “Yo estoy muy orgulloso de haber si- do el presidente de una gran institución como era el IFE, hoy INE. La vida tiene ci- clos profesionales, ese ciclo concluyó, y yo me siento orgulloso de haber desempeña- do ese cargo en ese momento, de haberlo hecho con legalidad. Yo no estaba en un concurso de popularidad”.
Retoma el asunto de los comicios que se celebrarán el próximo 5 de junio, y afir- ma categórico que las dos últimas refor- mas político-electorales (la de 2007 y la de 2014) han resultado fallidas, entre otras cosas porque han surgido de trueques o cambalaches entre partidos: uno, el que
está en el poder, pide una cosa, y el otro la concede, pero a cambio de otra.
“Las reformas de esos años se han usado como moneda de cambio por otros fines políticos, y eso ha echado a perder al sistema electoral.”
En 2007, el gobierno de Calderón quería hacer cambios en el régimen tributario. De- seaba aprobar, entre otros, el Impuesto Em- presarial a Tasa Única, que desapareció el actual gobierno; luego, un impuesto adicio- nal y generalizado de 2% al consumo –que no prosperó, pero a cambio se permitió au- mentar un punto porcentual a la tasa del Impuesto al Valor Agregado, IVA, para que quedara en 16%– y el impuesto a los depó- sitos en efectivo de 3%, y pudo lograrlo só- lo a cambio de ceder en la reforma electoral que impulsaba el PRI, principalmente a tra- vés de Manlio Fabio Beltrones.
Pero esas modificaciones legales, di- ce Ugalde, atentaban contra la indepen- dencia y la autonomía de los órganos electorales.
Cambalache barato
En 2014, detalla Ugalde, el PAN impulsó la reforma electoral para evitar que los go- bernadores y los poderes económicos y políticos estatales siguieran manipulando los procesos electorales locales. Y según el PAN eso sólo se lograría si el INE organiza- ba todos los comicios del país. Esto tam- bién permitiría una fiscalización más am- plia, profesional y expedita de los gastos de precampaña y campaña.
Tenía en mente el exceso de gastos
–muy evidente, pero no constatado ofi- cialmente– de las campañas de 2102, principalmente del PRI y su candidato presidencial, Enrique Peña Nieto.
Se le concedió la reforma al PAN, pro- movida por su entonces dirigente Gusta- vo Madero, a cambio de apoyar la reforma energética de Peña Nieto.
Ugalde dice que esa historia es pública: “El PAN dijo que para que hubiera reforma
energética –la que proponía Peña Nieto– se le tenía que dar la electoral al PAN, y que ésa significaba la centralización de los ór- ganos electorales en un Instituto Nacional Electoral. Eso lo dijo el PAN, y lo repetía y lo repetía. Eso es público, eso no es secreto”.
Es más, continúa, “recuerdo haber pla- ticado en 2014 con un distinguido senador del PRI; decirle que me parecía incorrec- to legislar una reforma electoral que cla- ramente era una ruta equivocada a la cen- tralización. Y me dijo: ‘Una buena reforma energética bien vale la pena por una mala reforma electoral’. Ésa era la visión. La for- ma de hacer las cosas.
“Y fue un cambalache muy barato pa- ra el PAN; bueno, más bien un cambala- che inútil. Yo le he dicho a panistas: ‘Uste- des pudieron haberle sacado al gobierno la mejor reforma electoral de la época moder- na de México. Pero en lugar de haber saca- do una gran reforma, sacaron cacahuates’. “Se equivocaron: aprobaron un mons- truo burocrático que no creo que cambie las cosas, y desperdiciaron un momento histórico, porque el gobierno quería tan- to la reforma energética que hubiera dado todo por lograrlo, y eso significaba darle al PAN la reforma electoral que hubieran pe- dido; tenían al gobierno hincado y desper-
diciaron la oportunidad.”
–Pero es un hecho reconocido que los gobernadores, los alcaldes y los demás poderes locales, económicos y políticos, controlan a los órganos electorales loca- les, y había que pararlo –se le comenta.
–El problema no es el diagnóstico, sino la solución. Por supuesto, los gobernado- res siguen controlando. Influyen de ma- nera indebida en la equidad de las elec- ciones locales en México. Y esto es un fe- nómeno que empezó a ocurrir a mediados de la década pasada, que se ha incremen- tado, porque los gobernadores cooptan los órganos electorales, desvían recursos pú- blicos para pagar campañas; a través de los medios de comunicación locales dis- torsionan las coberturas a favor de su partido. Claro que ocurre, y cada vez más. “Y como un día me dijo un goberna- dor, burlándose de la reforma de 2014: ‘Luis Carlos, ¿tú crees que porque de- signen a los consejeros electorales en la Ciudad de México vamos a dejar de po- der tener control sobre ellos?’, se car- cajeó y me hizo una señal con la mano (junta y separa el pulgar y el índice) di- ciendo: ‘Esto genera el control político’, aludiendo al dinero.”
De esa forma, si los consejeros electorales se quieren salir del redil, el gobernador les recorta el presupuesto y van a tener que pedirle el favor.
De hecho, ese problema de la falta de presupuesto está sucediendo en muchas entidades, al grado de que el propio con- sejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, ha tenido que llamar a varios man- datarios para conminarlos a no escamo- tear los recursos.
El otro problema, dice Ugalde –quien creó y dirige Integralia Consultores– es que “el control político de los goberna- dores pasa por el manejo del dinero sin control”.
“Que el INE organice las elecciones de la Ciudad de México, o que el INE de- signe a los consejeros locales desde la Ciudad de México no tiene nada que ver con el poder real, que es el dinero, el con- trol sobre muchos medios de comunica- ción; el control sobre estructuras de mo- vilización clientelar.
“Lo que yo trato de decir es que los gobernadores de todos los partidos ejer- cen un control político indebido en elec- ciones, en la vida pública en general. La pregunta es, ¿cómo solucionas esto?
“Seguimos viviendo el mismo proce- so en este año y el año pasado, y lo va- mos a seguir viviendo, porque el tema, el problema de fondo, se llama dinero, di- nero y dinero. Y cuando no haya control sobre el dinero, que no lo hay, el proble- ma va a persistir.”
Fiscalización: el cambio urgente
–La reforma de 2014 le agregó 74 atribu- ciones al INE, 53 de ellas relacionadas con las elecciones locales. ¿Usted qué le quitaría para hacer más fluido el traba- jo de la institución, que hoy parece asfi- xiarse con tantas tareas? –se le inquiere.
–Sin pensarlo mucho, toda la grasa regulatoria, que es mucha, y eso signifi- ca un proceso de desregulación; no se de- be regular el contenido de los spots, que cada quien diga lo que se le pega la gana, y si hay calumnia, que se combata por la vía civil.
“Dos: el INE debe dejar de estar de- dicado a fiscalizar las campañas de to- do el país, pues no tiene la capacidad. Es más, la fiscalización como está concebida
hoy es bastante irrelevante, porque revi- san sólo una porción de lo que ocurre en la realidad. Buena parte de las transaccio- nes de las campañas no se reportan a la autoridad, no pasan por el sistema finan- ciero o bancario.
“Es más, lo que una campaña gas- ta a veces ni siquiera es conocido en la campaña, muchos pagos para promover a un candidato ocurren por terceras per- sonas, empresas, gobernadores. Muchas campañas son pagadas por gobernado- res de otra entidad.
“Entonces, ¿cómo vas a fiscalizar los gastos reales de una campaña si muchos de esos gastos ocurren fuera de esa en- tidad, por otras personas, por otras em- presas? A veces, quizá el candidato ni si- quiera sabe quién está pagando muchos de los servicios. Entonces se tiene que modificar el enfoque de la fiscalización. “La solución es cómo controlas el di- nero, generas contrapesos a los goberna- dores, haces que los congresos locales vuelvan a funcionar, combates la corrup- ción de los cabildos y de los ayuntamien- tos, combates la creciente corrupción de muchos medios de comunicación que vi- ven del erario y se dedican a extorsionar campañas, y solucionas la práctica cre- ciente antropológica-cultural de la ven- ta del voto, donde comunidades se aso- cian para exigir dinero a los candidatos
en campaña.”
Y explica: “Lo que hay que hacer de manera urgente como país, creo yo, es atacar el problema central, el cáncer fun- damental de las elecciones en México, que es el dinero; el financiamiento co- rrupto de las campañas, en donde las campañas para gobernador cuestan en ocasiones ocho o 10 veces más que lo que la ley permite. ¿De dónde sale ese dine- ro? Del gobierno, del estado, de empresa- rios, de coyotes, de gente que quiere obte- ner permisos, de contratistas. Y en oca- siones, aunque no creo que muchas, del crimen organizado.
“Ése es el problema central. Cuan- do requieres mucho dinero para acceder a un cargo público generas dos proble- mas: uno es la complicidad, porque ne- cesitas conseguir gente que te pague la campaña… Antes de que gobiernes, ya eres cómplice de todos los que te pagan la campaña, incluido el gobernador de tu estado. Y el segundo es el pago, porque tienes que pagar cientos de millones de pesos que debes, y ahí empieza el proble- ma de corrupción en la obra pública, en permisos, en contrataciones.”
Concluye: “Entonces, corrupción y complicidad es lo que está en el centro no sólo de los procesos electorales, sino de la política mexicana. Si no atacamos ése, que es el problema central, todo lo demás es secundario”.