La Razón
02/03/2018
Advierte expresidente del IFE complicación en elección por centralización de comicios en el organismo; además, del deterioro de la confianza y la gobernabilidad
Luis Carlos Ugalde fue presidente consejero del IFE y le tocó enfrentar una jornada electoral muy complicada en 2006, cuando a las 11 de la noche no pudo salir a dar resultados.
BB: Luis Carlos, después de vivir aquella experiencia, hoy nos dices que si el mismo día de la jornada electoral del 2018, no se puede salir a dar resultados, podría ser un generador de conflicto.
LCU: Sí, y también puede ocurrir conflicto si se dan resultados, es decir, el problema central de las noches electorales en México es la tendencia a desacatar resultados, a madrugar a la autoridad, es decir, a autoproclamarte ganador antes de conocer la información y luego, cuando la autoridad da a conocer los resultados, desacreditarlos.
Entonces, el madruguete y el desacato son dos caras de la misma moneda, que es un comportamiento oportunista e irresponsable por parte de los candidatos. Tenemos un historial en México de este tipo de comportamiento, que ha sido bastante patente en los últimos 10 o 15 años. Entre más polarizada, la contienda, son más proclives los candidatos a querer desacreditar el resultado; y también, el margen de diferencia, entre más reducido se incrementa la probabilidad del madruguete. Entonces, ése es el tema, como esta elección de 2018 ha sido conflictiva y va a serlo mucho más y va a ser más polarizada y, como es probable, que acabe muy competida, con un resultado cerrado, entonces la tentación para el madruguete existe.
Qué bueno que el INE haga un ejercicio de conteo rápido, pero esa no es una vacuna suficientemente potente para prevenir un comportamiento oportunista.
BB: ¿Qué riesgos ves para la elección?
LCU: Pues el ejercicio va a ser básicamente el mismo que se hace siempre, lo único es que en 2018 tenemos un riesgo que no existía antes y que habrá una casilla única de votación, y cuando hay una casilla única de votación significa que los funcionarios de la casilla, que son 7, que en ocasiones anteriores contaban 3 elecciones, ahora van a contar 5, 6 o 7 elecciones, porque tienen que contar las federales y las locales, entonces eso hace que muchas casillas únicas tarden mucho en contar los votos y esto representa un riesgo para la oportunidad en que esté disponible la información.
BB: Tú has dicho concretamente que crees que Anaya pudiera desconocer los resultados, al igual que López Obrador.
LCU: Bueno, cualquier candidato puede desconocerlos, depende el contexto, la situación y la diferencia. En 2006 López Obrador desconoció el resultado a nivel nacional, el PAN desconoció en Coahuila el año pasado el resultado de la elección, el PRI en algunas elecciones locales ha puesto en duda el resultado, es decir, unos más que otros, pero hay antecedentes de que lo han hecho, de tal forma que a menos que se demuestre lo contrario, los candidatos opositores comúnmente son los que están más proclives a este tipo de ejercicios.
BB: ¿Sientes esta elección mucho más complicada? Porque a la gente se le olvida lo que pasó en 2006, lo que pasó en el ’94 y piensan que estamos ante la elección más complicada.
LCU: Sí, yo creo que es más complicada que otras por dos razones principales: una, por el modelo centralizador electoral que concentra hoy el INE en buena parte de la responsabilidad de todas las elecciones, las federales y las locales; y por el tema de la casilla única, que puede convertirse en un cuello de botella cuando se cuentan los votos.
Y por otra parte, por las condiciones de confianza y de gobernabilidad, las condiciones digamos macropolíticas sociales están más deterioradas hoy de lo que estaban en el 2006. ¿A qué me refiero? En 2006 tenías una tasa de homicidios de 6 por cada 100 mil habitantes, hoy es de 21-22; en 2006 tenías una confianza en las instituciones electorales de 65 por ciento, hoy anda en el 35-40 por ciento; en 2006 la ira social estaba contenida, era muy baja, había un clima bastante bueno en la sociedad en general, 12 años después de escándalos de corrupción, violencia generalizada, desconfianza, el humor social está más enojado y con más descrédito, hoy hay más focos de problemas de ingobernabilidad en algunas regiones del país que antes no existían. Por eso creo que si la elección es competida y si fuese a darse alguna controversia electoral, las condiciones hoy son más complicadas.
BB: ¿Lo ves incluso más complicado que en el 2006 con la toma de Reforma y con tanto movimiento? ¿Tú crees que pudiéramos estar ante un escenario mucho más difícil en la jornada postelectoral?
LCU: Depende qué ocurra, si gana López Obrador va a haber un desenlace de júbilo social en amplios segmentos de la población, va a haber como una celebración democrática, así ocurre, no es un asunto mexicano, siempre que gana la oposición hay celebración democrática, eso pasó en 2000 con Fox, volvería a pasar ahora.
BB: ¿Qué pasaría si llega a ganar Ricardo Anaya, con toda la gente de López Obrador y con todos esos movimientos que tiene?
LCU: Yo creo que en los extremos tienes el triunfo de López Obrador que políticamente hablando es un resultado que generaría aplausos democráticos, por otra parte tienes el triunfo del partido en el gobierno que como siempre ocurre generaría tensión y acusaciones de fraude y generaría rechazo y protestas y, en medio tienes el de Anaya, que sería parcialmente aceptado porque es el candidato de la oposición pero no dudes que López Obrador no acataría el resultado con júbilo, diría que es parte de la negociación del PRI-AN, para generar una protesta, no dudes. La pregunta es si esas protestas sumadas al clima de desconfianza y a una situación de rompimiento de tejido social, que no existía hace 12 años, si eso podría llevar a un desenvolvimiento que generara un problema más prolongado o una crisis mayor o que incluso pudiera derivar en algunos tipos de manifestaciones…
BB: Luis Carlos, precisamente por este tema, que bien dices tú, que si gana la oposición sería un movimiento social mucho menos conflictivo, ¿es por eso que las autoridades electorales han sido mucho más condescendientes con el candidato de Morena que con los otros candidatos?
LCU: Mmm, no tengo idea, yo no sé cuáles sean sus motivaciones, yo no sé si han sido o no más condescendientes. Reitero, hay un segmento de la población de aproximadamente 25-30 por ciento que compraron la idea de un fraude que no se ha demostrado en 2006 y ese mismo porcentaje de la población probablemente que hoy está apoyando a López Obrador es el mismo que en caso de no ganar creerían nuevamente que se trata de una elección fraudulenta, ya ocurrió en 2006, en 2012 también López Obrador acusó de que había habido una elección fraudulenta, en el sentido de que había sido comprada por el PRI, hoy podría reeditarse.
BB: Y eso nuevamente nos trae a un posible problema de gobernabilidad en el país, ¿no?, porque lo hemos visto muchas veces, el que gane esta elección va a ganar aproximadamente con el 30-32 por ciento por mucho de la aporbación de todo el electorado.
LCU: Así es, si gana la oposición la elección va a ser creíble, mayormente, si no gana la oposición va a haber un segmento de la población que va a pensar que fue irregular, así, genéricamente irregular, no se sabe bien si fue por una u otra cosa.
Ahora, qué tanto esa incredulidad ante un resultado se transforma en un problema de ingobernabilidad pues depende, esto que se llama legitimidad es un insumo de la gobernabilidad, puede ser protesta social y se acaba, puede ser protesta social con conflicto político, puede ser protesta social con conflicto político con algo más, depende, yo creo que se tratará de protesta social de un segmento que se va a sentir defraudado, si eso ocurriera.
La verdad es que el gran problema y eso yo creo que es la gran reflexión es que después de 12 años de haber tenido una experiencia como la elección de 2006, en donde ante una acusación infundada de un fraude que no existió, hubo un porcentaje de la población que creyó en esa idea y que 12 años después el sistema electoral y el sistema político ha sido incapaz de hacer las transformaciones para romper con este tipo de mitos.
“En México el sistema es muy íntegro, está blindado frente a trampas electorales el día de la jornada”
BB: ¿Qué es lo que se tendría que haber hecho para romper con este tipo de mitos?
LCU: Pues haber transformado las reglas del juego para hacer un sistema mucho más funcional… dos reformas electorales complicaron todo sin resolver cosas de fondo y por eso es que estamos en una misma situación.
BB: ¿En qué concretamente se ha complicado la ley electoral?
LCU: En que se ha abultado, se ha hecho más litigiosa, más punitiva, se atacan manifestaciones en lugar de causas, se ha encarecido muchísimo, se ha corrompido el financiamiento de las campañas de manera exagerada y además si a eso le sumas que los gobiernos de los partidos que han sido electos mediante elecciones democráticas, varios de ellos a nivel federal y local han sido acusados de corrupción, de violencia, de mala administración, con malos servicios públicos, entonces por eso la gente cuando va a las elecciones piensa que algo está mal, no tanto porque haya trampa con los votos.
En México el sistema es muy íntegro, está blindado frente a trampas electorales el día de la jornada, pero la gente ve que tal o cual gobernador robó y entonces para ella es todo el sistema que está construido para el robo, ésa es la conclusión y por eso es que hay un problema de confianza en su totalidad sobre el proceso democrático.